(Para mi amigo Rafa Moreno Cariñano, que nos dejó anoche)
Vuelan las estaciones y aquí siguen ellos.
Nunca se van, los que se fueron.
¡Míralos!
Hay que ver cómo alborotan aquellos que nos amaron
o quizá tan solo nos soportaron.
No se van, no.
¿A dónde van a ir?
Su casa está aquí:
en mis dedos que escriben,
en la sonrisa que te asoma al escuchar esto que digo.
Aquí están muy calentitos.
¡Aquí!, en el centro de lo que somos,
donde la sangre golpea las costillas.
¿No los sientes?
Pues parate un momento y enfréntate a tu rostro,
al tacto de tus manos, que está hecho de otro tacto.
Míralos. Y así, mírate.
Polvo somos, por supuesto. Ceniza de los que se fueron
y aquí siguen.