Twitter es la poesía de las redes sociales. Ese pajarillo, cada vez más prolífico, nos está haciendo recuperar el antiguo arte de decir mucho en poco espacio. Tanto que, según me acabo de enterar vía @robertoestradas, el 12 de marzo a los latinoamericanos les encanta celebrar el #DiaInternacionalDeLosTuiteros. Nombro a los amigos del otro lado del Atlántico porque yo creo que en España son muchos los que, como yo, no tenían ni idea de esa fiesta. Pero me sumo a ella con entusiasmo y agradecimiento.
Me sumo porque hay que ver lo mucho que estoy aprendiendo, y la cantidad de gente con la que estoy conversando, gracias a los trinos electrónicos. Y también porque cada día que pasa estoy más convencida de que tuitear es un arte. Los buenos tuits, al igual que los buenos poemas, son capaces de transmitir pensamientos complejos en el mínimo cofre de 140 caracteres.
El tuiteo nos está haciendo un inmenso favor a todos los que defendemos el valor de la buena escritura. Twitter ha revalorizado el poder del lenguaje. Ahora se empieza a considerar como un activo de primerísimo orden la capacidad de conseguir una frase redonda y pulida, corta pero densa, capaz de llegar a los demás con la velocidad y la agudeza de una flecha.
Twitter tiene la virtud de que impide la retórica inflada. Como la poesía, ya les dije. Pero también como algunos de esos impagables autores de viñetas que, cada día, al leer la prensa, nos regalan una catarata de talento. De hecho, a mí me da la impresión de que esto de los tuits ya lo habían inventado ese tipo de humoristas gráficos, esa gente capaz de condensar en una sola frase todo un diagnóstico social. Por eso, y aprovechando que hoy es la fiesta tuitera, quisiera proponer como santo patrón a El Roto, autor de una frase que a mí me parece sintéticamente genial: “Os quitaremos derechos, pero os compensaremos con beneficencia.”
Analítico que es, El Roto.
Extremadamente útil que es, el lenguaje afilado.
Los humoristas siempre han usado sus viñetas a modo de tam-tam que avisa a la tribu. Y eso también lo hacemos nosotros con Twitter, “Vamos para allá”; “veniros para acá”; “qué malo más malo es ese malvado”; “tal cosa se usa así o asao“.
Tam-tam de educación financiera
Yo me siento especialmente satisfecha cuando usamos Twitter a modo de tam-tam que expande la educación financiera. Mis colegas, los periodistas, sienten especial debilidad por ese formato cuando tienen que explicar una prolija reforma económica. En España, por ejemplo, la del mercado laboral.
En 2011, Obama desgranó su esperadísimo plan de crecimiento económico y empleo a través de 51 tuits reproducidos con entusiasmo en todos los medios del mundo. El presidente de Estados Unidos hacía así oficial el rumor que para entonces ya masticaban todas las bocas: los tuits permiten entregar información económica en dosis digeribles, dispuestas además en ordenadas filas de palabras que facilitan la reflexión, la crítica, el pero… que todo ciudadano alberga en la frente cuando le tocan el bolsillo.
“Si un inversor tiene todas las respuestas, es que no ha entendido las preguntas”, reza uno de los aforismos del legendario financiero Sir John Templeton. Sirva este botón como muestra de esos tuits avant la lettre, de perfectos pensamientos redondos, en los que la historia de la economía ha sido siempre tan pródiga.
Y como ya voy terminando, permítanme que piense en los fuegos artificiales. ¿Ustedes se imaginan una fiesta sin fuegos artificiales? Yo no. Así que, prepárense, que en la línea de abajo voy a dejar que luzca el tuit más estruendosamente certero que me he encontrado nunca. Hace tiempo que me acompaña, apuntado en una libretilla de esas que todos tenemos a pie de ordenador, pero lamento comunicarles que se me olvidó apuntar la autoría. Aun así, me resisto a guardármelo para mí sola. Ahí va:
.”Se me ha agrandado el depósito del coche. Hace un año me cabían 45 euros. Ahora 62.”
¡Saludos cordiales, mundo!
Como complemento a este artículo, aquí va una frase de El Roto: “Lo malo de la vejez es que llega a muy mala edad”. No sé si es tan bueno como la frase del depósito de gasolina, pero se las trae. Larga vida a El Roto y felicitaciones por el artículo.