
“Leiteira”. Foto de 1926 tomada en Arcade (Ría de Vigo) por Ruth Matilda Anderson.
Las lecheras de la aldea de mi bisabuela solo a Dios murmuraban la esperanza,
no fuera el diablo a fastidiar
la increíble fábula que imaginaban
en la leche que hace nata,
en la nata que endulza el pastel,
en el pastel que lleva guinda
y corona de laurel.
Las lecheras de la aldea de mi bisabuela nunca oyeron hablar de su triste colega de cuento,
la del cántaro roto
y los sueños por los suelos.
Gracias a Dios (aunque aquí algunos mentarían al Diablo),
las mujeres de la aldea de mi bisabuela
jamás creyeron
en las fábulas inventadas por los hombres.
Solo a ellos se les ocurre negar
que hubo una vez una lechera
que del cántaro sacó
la nata que hizo el pastel
y la escuela
y la libertad
y la beca de la bisnieta
que debe poner la guinda de tan largo camino,
y quizá hasta encontrar el laurel que honre
esta bata blanca que visto
en el laboratorio
de la central lechera
de la aldea
de la bisabuela
que soñó el sueño
de lo que soy.