Me parece muy decente y muy santo que, a partir de septiembre, el Instituto Nacional de Estadística (INE) incorpore al Producto Interior Bruto el impacto de la prostitución, las drogas y el contrabando. Tiene mi bendición de ciudadana no sólo el INE, sino también Eurostat, la oficina comunitaria de Estadísticas, de donde viene la orden. Para celebrarlo, tengo ganas de bailotear con ropas talares y el hisopo en la mano, porque digo yo que esto es algo así como lo que ocurrió cuando llegamos a la luna y Neil Amstrong adelantó un pierna y dijo aquello de “esto un es un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la Humanidad”.
Lo del pequeño paso y el gigantesco paso viene a que, ¡supongo yo!, esto de cuantificar parte de la economía sumergida acabará consiguiendo que los que se ahogan en aguas profundas salgan a la superficie, ¿no? Como dice mi padre: “En principio, tú nunca desconfíes, hija; con eso no avanzas nada”.
A tono con lo que me enseñaron en mi casa, insisto: me tiene encandilada que el negocio del sexo entre en el PIB porque pondrá las bases de una mejor y más estupenda justicia social. Traerá seso. Estoy convencida de que, de ésta, las autoridades se preocuparan a mogollón, muy seriamente, de ir contra las mafias que explotan ilegalmente a las putas y putos. No me veo yo capaz de bajar por la calle Montera de Madrid, de camino a la muy cívica plaza de Sol, y pensar que todas esas chiquillas tan tristes –tan desvestidas con ropa ajada, mil veces lavada y puesta a secar– forman parte de la riqueza oficial de mi país… pero nadie se preocupa de auparlas desde la posición de esclavas a la de trabajadoras legales.
Vale que la orden de Eurostat ayudará, así como primer resultado y a bote pronto, a aumentar lo que producimos y a reducir nuestro porcentaje de déficit… Pero como yo soy una optimista irrefrenable, me ha dado por olvidar que la recomendación de Eurostat viene de hace años y que nunca se le había hecho caso. Casualidades de la vida que este lavado de cara de la Contabilidad Nacional, que deja al país con apariencia de más rico y próspero, se produzca el próximo septiembre, justo en vísperas de 2015, un año que estará sembrado de elecciones (generales, y autonómicas y municipales). Pero, ahora que me acuerdo… ¡Oh, Dios mío, si es que en verdad soy una ilusa!: el partido que gobierna en España, el mismo que asumirá como riqueza la prostitución, no tiene ninguna intención de reducir la economía sumergida, sino todo lo contrario.